Los papeles de Miguela

Artículos originales
Jairo Anibal Niño

Estaba para concluir mi primer año de estudios en la facultad de medicina cuando conocí a Miguela. Aquel día mi ánimo tenía las alas quebrantadas porque no me había ido bien en un exámen en anatomía. Caía una lluvia torrencial que ocupaba la mitad del hospital. La otra mitad estaba iluminada por un sol resplandecente como si la lluvia se hubiera detenido frente a la puerta de la luz sin atreverse a entrar. En circunstancias diferentes, ese fenómeno tan especial me hubiera asombrado con igual intensidad a la experimentada por un niño que corriera difícilmente escaleras abajo, desembocara en un patio y, apoyándose en sus muletas, colocara su mano ora en el agua ora en el sol.

Palabras clave: educación
Publicado
2002-12-02
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